El estar solamente en contacto con otro contexto, sin platicar con nadie durante 48 horas salvo las únicas conversaciones sostenidas con mi hijo; mi sangre; mi recoveco personal, me ha llevado a descubrir que hay personas queridas, nocivas y necesarias en esta vida. Sólo hay que saber a quién colocar en cada lugar. También reconocer y valorar el papel de cada una de ellas en el proceso de retroalimentación: positiva o negativa. Yo tengo mucho que agradecer a personas que, creo, jamás les he extendido un certificado de validez por sus palabras; las que llevo conmigo. A veces parece que no ando conectado con lo que la gente me dice; sin embargo, los escucho perfectamente. Tanto, que a veces quisiera ignorarlo.
Estoy buscando estar en paz conmigo, con la gente que me rodea y enterrar al fuckin´ devil inside. Me volveré aburrido, no lo creo, lo extremo nunca se me vá a quitar; sin embargo trataré de portarme mejor con las personas que sé me quieren y tratar de ignorar a los que desean mi destrucción.
Debajo del agua azul cristalina, la vida es más bonita, es una extensión de los poros de mi cuerpo impregnados de moléculas mas densas que el aire (ayuda aquí por favor Sabucles) que empapan mi ser, mutean los oídos cuando no hace falta escuchar pendejadas y los destapan cuando hay que prestárselos a un buen amigo. Dentro del agua apendejante-etílica la vida fluye sin sentido, a lo guey, para personas como yo que lo toman no como un medio para llegar, sino como un fin para alcanzar un estado semiconsciente volátil. Creo que dejaré las Rock Star Parties y cuidaré más lo importante.
Durante el viaje encontramos una serpiente en un río artificial nadando junto a nosotros, se nos atravesaron una mula y una vaca en una carretera rústica; sin embargo el personaje principal del libro que llevaba conmigo, también mudó su piel mientras tanto.
Ay que hueva me doy a veces.