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Bienvenidos al nuevo y recargado blog del Circo Beat. Aqui es el punto de partida para compartirles nuevas secciones que aun estan en construccion. Ande, piquele por donde quiera y sea usted un escucha feliz.



Preámbulo PearlJamero

La grandiosa venida de nuestro salvador gran grupo llamado Pearl Jam, inspiró una de las más grandes aventuras épicas y cotorras. Todo empezó cuando se anunció que venían a tocar a la ciudad de México nuevamente. Lógicamente tenía que conseguir un boleto porque la vez pasada volaron en tan sólo 3 horas. Me puse de acuerdo con mis amigos Victor y Charbel para pernoctar una noche antes en el palacio de los deportes y así conseguir los mejores lugares. Vic no pudo ir; sin embargo Charbel y un servidor llegamos. Posteriormente se nos unió el buen Mirsha (a.k.a. Guajazo), quién llegaba de ver el tocho en el Estadio Azteca. Por cierto era la única alma que no estaba ahí para conseguir unos boletos, estaba ahí por acompañarnos, por las chelas y de paso a ver si se le pegaban unos boletucos de los Scorpions (Hail Oh great Scorpions fan!) Estuvimos platicando y cheleando con otros brothers igual de enfermos que nosotros en la banquetita del palacio entre cobertores, cigarros, agua, cerveza, grabadoras y una que otra nave que tocaban, of course, adivine usted qué?; aclaro, no era Pimpinela, joven lector.
Al llegar el momento de la mañana, todos chuecos y enfriados, al fín me tocó comprar los boletos que eran hasta abajo, uno pa´l Vic y otro pa´mi. Debo decir que comparto con Victor la fascinación por esta enorme banda. Por esta razón quería estar con él. Yo dije ¡a huevo!, por lo menos consigo un A3 o A4. Cuando me dice la escuincla ticketmaster: "Lo más cerca que tengo hasta abajo es en A12 fila D". Yo dije para mis adentros: "VERGA" (Así, pelado y con mayúsculas). Pues ya que, dámelos.
Días antes del concierto, Mirsha me habla y me dice: "¿Que crees?, me gané unos boletos preferenciales, con descuento del 30% para el concierto en Infinitum y se pueden comprar solamente el viernes o el sábado (una semana antes del concert). Ese día me reproché haber insultado para mis adentros a Carlos Slim tantas veces(¡Oh maldita conveniencia capitalista!), pues que nos consigue A1 fila B. No pues ¡que chingón! esos sí son boletos. Una vez más, gracias a Mirsha, quién se ha convertido en un ángel guardián, brazo derecho del amo de los boletos, paladín de la justicia pearljamera, salvador de todos los tiempos cotorros, el que nos la pela ¡Ah! eso no ¿verdad?. Chido Man rifadísimo nuevamente, muchas gracias.
Ahora sólo faltaba vender los que ya teníamos para recuperar lo ya gastado, $1800 por boleto para ser exactos. Cosa pelada siendo Pearl Jam, pensamos ingenuamente.
El día llegó. Nos quedamos de ver como en todos los concerts en casa de Charbel, porque vive en la HH unidad Pinos, enfrente del palacio de los rebotes. Vic y yo nos adelantamos para moverlos, ibamos bien contentos. Hasta que llegamos al Palacio y nos dimos cuenta que los fuckin´ assholes, morons, ignorant, pigs, mothefuckers $"%&?¿¿!!! revendedores no estaban comprando nada y acaparando la poca demanda de los asistentes. Todo el mundo llevaba ya su boleto. Tratamos de mantener la calma. Al fin y al cabo abría el concierto Mudhoney, buena banda; pero dispensable. Caminamos mucho, los ofrecimos mucho, cual pirujas callejeras. Al principio: "nos sobran dos, joven", conforme avanzaba la noche, más y más desesperados. Sólo nos veíamos uno a otro con cara de: "Ya valió nuestro billete carnal". El ojete revendedor que más nos daba ofrecía 500 varos y no crea que por cada boleto, sufrido lector, POR LA PAREJITA!!!!!!. ¡Chale! ¡Chale! ¡Chale! y recontra¡Chale!.
Al fin vimos que uno de los panzones traficantes de ilusiones concertiles, nos alcanza con evidente fatiga y nos dice: ¿Cuánto es lo menos que quieren por sus boletos chavos?. -¿Por que?- pregunta Vic, -porque ahí hay dos chavos que quieren dos- y ¿Cuánto ofrecen? -replica Vic -ese es nuestro pedo- le dice irritado la mierda esa que revende. Vic y yo ya nos habíamos resignado a que si sacábamos 1000 varos por los dos boletos ya era mucho. Así que Vic intentó acercarse a los jóvenes y asustados púberes que estaban a la caza de boletos para ver a PJ. Y en eso que se ponen bien locos los cabrones revendedores. Que: ¡Sáquese a la verga!, ¡a chingar a su madre! y demás improperios ad hoc con las buenas costumbres. Yo ví que empezaron a querer agandallar a mi amigo, entonces yo lo aparté hacia un lado evitando la confrontación física, vamos (por no decirme Puñal porque eran un chingo de revioladores). Me dice Vic -ya aquí están los granalocos por cualquier pedo-, -ah! esos gueyes no se clavan para nada- le respondí. Ya mejor que nos den los $1000 las mierdas esas de revendedores y vámonos a disfrutar del concert. así lo hicimos con mucho pesar.
Usted ahora pensará: pero que par de imbéciles son ustedes de verdad. Sí, lo sabemos y tan fue así que fuimos los únicos gueyes que entramos al inmueble con el rostro hacia abajo y con cara de: ¡Que poca madre!. Todavía fuimos a comprarnos nuestras T-shirts, cual Beavis y Butthead a una de las tienditas del palacio. Nos veíamos como cómplices de nuestro error. Luego, casi en silencio fumamos un cigarrillo. Mudhoney estaba ahora por terminar, nuestros ojos se miraban, intuyendo la complicidad y camaradería que nos unía, cosa que iba más allá del concierto. Bebimos una cerveza amarga, Mudhoney pulsó los últimos acordes, sólo podíamos ver a la gente pasar, tal vez en el fondo postergábamos el momento de buscar nuestros lugares, que sabíamos eran VIP. Sin embargo en un momento lúcido acordamos: ¿O que no? el chingado dinero va y viene y las hienas de allá afuera morirán peléandose por obtenerlo, el día de hoy entregémonos al goce porque cerramos el año con el concierto de nuestro grupo favorito. Tendremos un largo año para recuperar lo que perdimos el día de hoy, vamos a disfrutar la música y el rock: ¡Alláaaá Vaaaann!.
Animados nos dirigimos con prisa a nuestra entrada ya que la gente estaba haciendo un gran escándalo. Al entrar vimos como las puertas y los accesos se nos iban abriendo, unos detrás de otros. Los boletos eran Infinitum, ¡claro! llegamos hasta donde los mortales no podemos normalmente llegar, segunda fila a un metro y medio del escenario. Guaauuu!. El palacio ya estaba lleno al tope, todo alrededor atascado de felices y eufóricos mortales, el círculo completo, todo ausente de vacíos; haciendo la ola impresionante. Mientras yo observaba los preparativos del staff con todo el equipo, cuando estás tan cerca te das cuenta de muchas cosas que no ves desde gayola. La afinada de las liras, el acomodo de los efectos, la seguridad en su punto. Los invitados del grupo, Pearl Jam es una banda muy unida, se arremolinaban impresionados por la energía de todos los asistentes en el escenario, veía hasta chiquitines de 4 años con sus orejeras para el ruido que producíamos todas las almas que estabamos desesperadas porque empezara la felicidad. Vic y yo no podíamos creer que estábamos ahí, no volvimos a tocar el tema amargo que intentó desviarnos de nuestro verdadero sino: Disfrutar a tope lo que más nos gusta PEARL JAM...

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(o sea como en Remi, belle y sebatian, heidi, sandybelle etc...: Continuará)

Ha hueseado: Rizo @ 5:39 p.m.,

2 Aquí los cuates:

At martes, diciembre 13, 2005 9:00:00 p.m., Anonymous Anónimo Coverea:

Qué pendejos.... Me hubieran dicho, yo se los compraba a 2 mil varos cada uno. Cha!

 
At miércoles, diciembre 14, 2005 11:39:00 a.m., Anonymous Anónimo Coverea:

Te hablamos Man I swear it! y naaada.

 

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