Una vez más las almas distraídas del Circo Beat han sobrevivido un fin de semana en el rock. Parece que los astros no nos han favorecido últimamente en cuestión de organización, la razón, no la sé en realidad; sin embargo hasta ahora no le hemos aplicado teoría a la práctica. Empíricamente hablando, estamos madurando como los buenos vinos. Cada día que pasa me siento mucho más orgasmeado que antes, cuando estoy interpretando una rolita. Tal parece que el cover se ha vuelto un buen pretexto para exteriorizar un poco de lo que está arraigado dentro de nuestro ser. A pesar de este feeling tan intenso, que en lo personal me ha ayudado a olvidar, curar y cicatrizar algunas cosas, -¡Oh, bella musa espiritual de la música invadiendo cada vena de mi alma remendada!- no todo puede ser totalmente improvisado, aunque salga bien. Si se pudiera poner un poco de letra a la imaginación, todo estaría mejor.
Lo más prudente será no clavarse tanto en este rollo, a lo mejor es sólo una racha en la que no hemos podido coincidir en tiempo y espacio; sólo que no lo quisiera llegar a perder. Cuando me pongo a pensar desde la intimidad de mis cavilaciones, algunas veces analizo, otras puntualizo, especulo, navego, imagino, y algunas otras; las menos, le pongo coherencia al pensamiento. -Todo se debe al inicio del año-, medito, cuando cierras un ciclo y empieza otro se debe de configurar el génesis que moldeará el futuro inmediato del siguiente año que como comienza termina.
Estoy seguro que sabremos superar esto, no tengo la mínima duda al respecto, lo que quisiera saber es ¿cuándo lo haremos?. Ojalá y no tome más allá de la paciencia necesaria para reunir a cuatro personas en un cuarto a la misma hora, en el mismo día.

Las cosas por ahora en Baja Street no parecen ir muy bien últimamente. Sabemos perfectamente que el final del carnaval decembrino siempre acarrea situaciones complicadas para el mes posterior, sólo que he notado que la situación está generando un gran efecto dominó, cómo en la teoría de Eisenhower. Las fichas deben alinearse nuevamente para formar la torre de la estabilidad. Espero que pronto sea.
Para acabarla de chimosquear, no hemos podido tocar ni una sola canción con el Mr. Paco Beat porque anda trabajando en “Cantando por un sueño”, cosa que me da mucho gusto por él ya que es una plataforma importantísima. Cuando no lo veo en el bar, sé que es por trabajo, entonces me digo: Ah bueno, vale la pena prescindir de su compañía. Por otro lado, esta misma situación nos ha ayudado a tener un acercamiento más cotorro con Percy. Las últimas veces que nos ha hecho el paro de tocar con nosotros algunas rolas, lo he sentido un poco más cerca, musical y espiritualmente hablando. El ADO es una muestra significativa de lo que trato de exponer aquí; la canción como instrumento de acercamiento entre un puñado de músicos que quieren hacer bien las cosas y además divertirse divirtiendo a los asistentes al lugar de trabajo. (¡chale! hasta parece título de tésis. Bien delimitadito).

Por las razones descritas en el párrafo antepuesto, el día Jueves tuvimos una noche silenciosa. Había una chica, nada fea, que estaba sentada debajo la pantalla; Vero flanqueaba el lado derecho; Liz y Nash guardaban la parte posterior del bar, junto a la barra; Oscar y Rubén, uno a cada lado, escoltaban la pequeña tribu reunida ahí. Tocamos “Don´t cry”, hacía mucho tiempo que no la veíamos sonar, les complacimos algunas rolas a nuestras amigas y amigos, Percy con un movimiento de cabeza me transmitió telepáticamente su deseo por escuchar “Runaway Train” y así lo hicimos.

El viernes ¡Ohhhhhhhh Marixaaaaaaaaa! que cotorrock tan heavy. Todo empezó por la tarde con medio kilo del Circo Beat y un cuarto de kilo de Guajazos juntados desde medio día, después de terminar las obligaciones matutinas, con Cinth (best known on blogs as "Tomatito") y el buen David, guitarrista y vocal de "Ed". Fuimos al cubil para relajarnos con unos licuados del señor "Oscar Michelada" y con unas buenas rolas. De camino hacia nuestro destino ¡Puum!, caí en el mismo fucker hoyo que un día me doblo el rhin. Esta vez mi tapón del lado izquierdo delantero fue la víctima, ¡claro! desde que cambié la llanta era el único tapón que no tenía segurito de remache. ¡Veergaaa!, ya me habían durado mis tapones.
Ya superado el incidente del tapón, estuvo bien chida la plática al calor de nuestros licuados con la Sin Tía Tomata y el David-sin-Goliat. Después de despedir a Tomato girl y al Daivit pues tenían cotos que atender, fuimos a buscar una refacción para un camaro rojo, propiedad del Hartopisto. En nuestro andar por distintos locales de refacción: ¡Uiiiiiiuuu!: tres patrullas para detener al trío de muchachos que cual delicuentes de alta peligrosidad fueron exculcados de pies a cabezón. Después de no encontrarnos ni armas, ni drogas, ni prostitutas, ni inmigrantes escondidos en la cajuela, fuimos a parar nuevamente en una oficina gubernamental de tinte darki (o sea en los separos, por si no me explico). El Hartopisto del Coto, El Guaranas y el Carnes fuimos remitidos por el grande error de haberle removido dos corcholatas a dos de esos envases que ostentosamente anuncian: “Corona” en su exterior, cuando estos aún contaban con el líquido impúdico y prohibido dentro de su ambar interior.
Conocimos dentro de nuestra galera a personajes dignos de integrar el Comité de revisión del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, entre ellos a un changoleón que gustaba de removerse los zapatos periódicamente y que cuando lo hacía impregnaba el ambiente con un olor solamente descriptible desde el interior de una caja cerrada de camión de basura llena de frutas y verduras podridas desde tres semanas antes. Lascerante podredumbre penetrante en mis glándulas olfativas. Cuando alguien nos preguntó si habíamos sido ofendidos adentro yo pensé: “Si percibir malos olores de alguien más, se considera ofensa, he sido altamente agraviado esta tarde señor mío”.
Salimos rápido gracias a que fuimos reos temporales que presentaron una conducta intachable en su breve estancia y a la puntual intervención de la progenitora de este renegado infractor que después de estos tours por lugares tan recreativos, cree que ha aprendido su lección. ¡Que chango tan más platanero!. Sólo estuvimos una hora, no podíamos estar más, porque teníamos que trabajar en la noche.
La noche en Baja estuvo muy bien, la gente que tímidamente se va acercando a los lugares de esparcimiento después del Guadalupe-Reyes, se fue postrando en sus lugares. Este día tuvimos muchos de esos chispazos de magia que llenan el alma. Lucho Beat le va poniendo condimento al caldo preparado y está empezando a proponer en la banda; toma la batuta espontáneamente y nos hace realizar cosas maravillosas en conjunto. La gente compenetrada hasta el último filamento con el Circo Beat. Lo afirmo porque lo siento. Cuando alcanzas ese Nirvana musical, por así llamarlo, sientes una energía retribuida desde tu corazón hacia el de las personas presentes. Sólo basta cerrar tus ojos y sientes que te envuelve un torbellino de mariposas que te cosquillean desde la parte trasera de tu oreja hasta la uñita de tu dedo meñique en el pie. Es muy chido cuando se trabaja así. Después de la jornada laboral, ¡que cotototote agarramos en el Baja con algunos de los mejores amigos y amigas del C.B!.; Normita, Liz, Verito, Nash, Chío y Rodrigo, recientemente bautizado como el dedos de Twinky Wonder, nos obsequiaron una plática relajante, a few beers y una buena charla que culminó de manera por más cool cerrando las actividades por este día.

El sábado obviamente estábamos un poco destruídos por nuestra jornada diurna -separo -toquín- chelas post-toquín. Llegamos al bar a dosificarnos mucho líquido, nada embriagante, Tehuacan, agua, Tehuacan, agua. Esta fue mi mediocre dieta esta noche.
Los turnos estuvieron a gustisisisímo. Recibí en mi descanso la grata noticia de que mi Tío, quién cumplía años, venía en camino junto con mi Tía y primos desde Bellas Artes, donde vieron a Serrat. Me dio mucho gusto verlos por ahí. Le debo mucho a esta familia y al festejado le debo, sobre todas las cosas, el haberme orientado mientras mi padre no estuvo. Le cantamos sus mañanitas y creo que la pasaron muy a gusto. Este día mi amiga Gaby y el gran Magalo tenían planeado celebrar su cumpleaños de manera compartida con amigos de ambos bandos. La idea original era celebrar en el Baja Street; pero por presupuesto ya no lo pudieron hacer, ellos son estudihambres, en su mayoría. Aún con todo y los consejos y ayuda de una hadita que nos estaba hablando al oído, no se pudo armar su visita al Baja, así que se fueron a otro lado. Ya estaba yo advertido de que el coto seguía después de mi jornada y su jornada de bar. Así que ya en las madrugadas la cita era en casa de Gaby. Tuvimos una charla agradable y encontré a mis amigos Chalico, Victor, Gaby, Magos, Mirsha, Yeyé, Charbel, Loco, Super y Mouse a la luz de unos tragos mucho más discretos que los de la noche anterior. Con todo y que Charquil O´ Neil al igual que el Dandy Magos ya estaban en plan de derrota, logré conducirlos por el buen camino del coto sin maldad hacia la ciudad de Ecatepec, morada de serenidad y descanso. De camino, de puro churro ví que el tapón de mi carro que se me salió el Viernes yacía en una orilla del puente antes citado. Con la ayuda de Magos pude recuperarlo; sin embargo ya estaba un poco destrozado. Solamente serviría si le pongo Kola Loca al rhin.
Despúes a descansar... Mr. Magos y Mr. Charbel ya ni siquiera quisieron que nos echáramos un desayunito Barbacoico, uno porque ya no respondía más allá del mundo somnífero y el otro porque le respondía de más el estómago. Total yo sí me eché un tacuche con consomé mientras presenciaba la pelea del Barbacoas Man Vs. la Expendedora de periódicos asesina, quién le reclamaba el haber invadido su espacio vital en la acera comunal. Después de tan singular batalla fui directo a clausurar mis ojos que cansados estaban ya.

Ahora que la semana empieza otra vez, no queda más que ponerse las pilas y seguir trabajando, algún día se alcanzará la perfección humana, por hoy me esforzaré para obtenerla.

Anexo
Este fin en particular, me la he pasado muy a gusto. Sólo quiero agradecer a las personas que me hacen posible estas experiencias. Estas cosas no se olvidan y espero yo retribuir de alguna manera sus vidas queridos familia y amigos…

P. and L.
Atte.
El Carnes Beat.

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